martes, 24 de noviembre de 2015

Todo empezó en una Cruz

Todo empezó en una Cruz
donde un hombre murió
y un Dios se entregó.
Silenciosa la muerte llegó
extinguiendo la luz
que en un grito se ahogó.

Viendo su faz de dolor
una madre lloró
y su amigo calló.
Pero siendo una entrega de amor
su camino siguió
y en algún otro lado una luz se encendió.

Siendo hombre, amigo, esclavo y maestro,
siendo carga pesada, profesor y aprendiz,
entregó hasta su cuerpo en el pan y la vid.

Desde entonces Lo he visto caminar a mi lado
a ese Dios que se humilla y muere por mí.
Es la barca en mi playa, el ruido del silencio
que se acerca a su hijo y me abraza feliz (2).

Viendo un humilde calvario
con rostro cansado soporta la cruz.
Y al verme rezando a sus pies se olvida de Él,
me toma en sus manos y me acoge otra vez.

Siendo fuego, paloma, el agua y el viento,
siendo niño inocente, un padre y pastor
hoy acepta mi ofrenda, es mi vida Señor.

Desde entonces lo he visto…

Y si ahora yo acepto esa Cruz
es por esa persona, ese Dios;
es por Cristo Jesús.