sábado, 26 de junio de 2010

A vosotros os llamo amigos

A vosotros que seguís con entusiasmo
sin saber muy bien hacia dónde vamos;
a vosotros que os pesan las normas y leyes
y habéis empezado a desprenderos de ellas;
a vosotros que no tenéis miedo a ser libres
y amáis de corazón a toda persona;
a vosotros os llamo amigos.

A vosotros que escucháis mis palabras
y les dais crédito aunque os suenen extrañas;
a vosotros que acogéis mi Espíritu y proyecto
y con esmero buscáis su crecimiento;
a vosotros que os habéis sacrificado
sin esperar recompensa ni reconocimiento;
a vosotros os llamo amigos.

A vosotros que os reunís en mi nombre
y evocáis mi presencia, vida y sueños;
a vosotros que a pesar de dudas y cansancio
dejáis la tranquilidad de la tierra conocida;
a vosotros que transitáis fronteras con temor
pero despiertos y en mi compañía;
a vosotros os llamo amigos.

A vosotros que no hacéis ascos a lo desconocido
y os adentráis hasta sus entrañas para conocerlo;
a vosotros que dais la cara, arrimáis el hombro
y echáis una mano a quienes aparecen en las aceras;
a vosotros con quienes se puede contar
para toda causa buena, justa y humana;
a vosotros os llamo amigos.

A vosotros que exploráis y cuidáis la realidad
e intentáis transmitirla mejorada;
a vosotros que no os dejáis pervertir
a pesar de vivir en orillas y fronteras;
a vosotros que habiendo salido de vuestra tierra
os negáis a ser extranjeros y a vivir explotados;
a vosotros os llamo amigos

A vosotros que a pesar de vuestra debilidad
no cejáis en vuestro anhelo de caminar;
a vosotros que os mantenéis firmes
y cultiváis experiencias de solidaridad;
a vosotros que no renunciáis a la utopía
y camináis siguiendo mis huellas hacia el Reino;
a vosotros os llamo amigos.

Florentino Ulibarri

lunes, 21 de junio de 2010

¿Cómo que descansar?

¿Cómo que descansar?
¿Es que ya los hombres
son felices y libres?
Aún conservo fresco el recuerdo
de mi reino encantado.
Por eso, cuando sonrío,
veis en mis ojos absortos
un cachito de cielo.

Vosotros, los desesperados,
dejadme andar, dejadme correr.
Dejadme perseguir los días
y las noches que nos esperan.
Dejadme vivir, dejadme cantar
la alegría, privilegio de los niños,
de los crédulos, de los pacíficos,
que nada temen: ni andar, ni correr,
ni caer, ni volver a empezar.

Dejadme vencer la inercia y la muerte.
Dejadme sembrar el amor y la alegría.
Dejadme reír, dejadme cantar.
Dejadme andar y correr.
Dejadme vivir y amar.

Jean Pliya

sábado, 19 de junio de 2010

Una centella

Una centella, ¡oh Fuego Divino!, no pido más.
Una centella en mi vida.

Se me fue la vida frotando el pedernal,
y no saltó la chispa,
dame una centella, ¡oh Llama Divina!,
dame un centella.
Encendiste el sol, encendiste la luna,
encendiste el firmamento entero;
sólo quedó sin encender mi brasero.
¡Dame una centella!

Tengo frío en las manos,
y me tirita el cuerpo.
No pido más, Incendio Celestial,
¡Dame una centella!

Harihar Bhatt