domingo, 12 de febrero de 2012

¿Qué eres para mí?

Dime, Dios mío, qué eres para mí.
Di a mis entrañas: yo soy tu liberación.
Díselo de modo que lo oigan.
Los oídos de mi corazón delante de Ti.
Ábremelos y dime: Yo, soy tu liberación.
¡Correr tras esa voz y darle alcance!
Quiero correr
detrás de tu voz.
No me cierres tu boca,
no te calles.
Dime otra vez: Yo soy tu liberación.
 
S. Agustín (citado en http://scalacoeliop.blogspot.com/)