Todo el mundo cuenta sus penas, pidiendo la comprensión,
quien cuenta sus alegrías, no comprende al que sufrió.
Señor de los espacios infinitos,
Tú que tienes la paz entre las manos,
derrámala, Señor, te lo suplico
y enséñales a amar a mis hermanos.
Enséñales lo bello de la vida
y a ser consuelo en todas las heridas.
Y amar con blanco amor toda la tierra
y buscar siempre la paz, Señor, y odiar la guerra.
De lo que pasa en el mundo, por Dios, que no entiendo nada,
el cardo siempre gritando y la flor siempre callada.
Que grite la flor y que se calle el cardo
Y todo aquel que sea mi enemigo que sea mi hermano.
Sigamos por esa senda, a ver qué luz encontramos,
Esa luz que está en la tierra y que nosotros apagamos.
Señor de los espacios infinitos,
Tú que tienes la paz entre las manos,
derrámala, Señor, te lo suplico
y enséñales a amar a mis hermanos.
Lole
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