Venid a mí todos los excluidos,
los que estáis agotados y arruinados,
los que ya no contáis ni valéis nada,
los últimos, que no sois queridos,
que sólo recibís golpes y olvidos,
venid, que quiero cobijaros
a la sombra de mis alas.
Venid a mí
esclavos y humillados, vendidos
a cualquier precio y deseo,
niños sin refugio, inmigrantes a la deriva,
enfermos y ancianos apartados,
venid, que yo soy la libertad y os colmaré
del consuelo y la fuerza de mi Espíritu.
Venid a mí
hambriento de pan y de justicia,
hambrientos de dignidad y de respeto,
hambrientos de vida y felicidad,
venid, que yo seré vuestro alimento.
Venid a mí
todos los rechazados, perseguidos,
olvidados, excluidos, marginados,
gente sin voz, sin nombre, sin prestigio,
venid para entrar en mi Costado.
Cáritas