No se ensoberbece Señor mi corazón.
Yo no quiero ser millonario,
ni ser líder,
ni ser primer ministro.
Ni aspiro a puestos públicos,
ni corro detrás de las conderaciones.
Yo no tengo propiedades, ni libreta de cheques
y sin seguros de vida
estoy seguro,
como un niño dormido en los brazos de su madre...
Confíe Israel en el Señor,
y no en los líderes.
Ernesto Cardenal
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