Será saber de pronto
que no hemos dejado el mundo en que vivíamos,
que ese mundo nos sigue y acompaña
con sus pasajes y sus cánticos.
Mundo perfectamente realizado
en un tiempo distinto.
La tierra ya segura,
tal como fue, por lo que fue creada.
La escena que olvidamos
acaso por no haberla merecido.
La mirada de odio transformada en amor.
La despedida, hecha retorno inesperado
en la nueva esperanza, ya sin dudas.
El barro hecho jardín.
El golpe hecho caricia, el dulce golpe.
Tal vez en un minuto
se hayan cumplido los tres días de Pascua.
¿Adónde iremos?
No tendremos que ir: nos quedaremos
vivos de otra manera, pero vivos,
en sitios cuyo nombre aún ignoramos,
Cuyos límites hoy no conocemos,
pero que serán sitios adorables
donde habíamos estado, sin saberlo.
La gran sorpresa será conocer
que no habíamos muerto.
J. Mª Souvirón
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