domingo, 16 de mayo de 2010

Dios asciende entre aclamaciones (cf. Salmo 66)

El Dios que bajó hasta el infierno,
que en el silencio se hizo hombre,
hoy asciende vestido de gloria,
al son, no de trompetas, sino de corazones.

Bajó empequeñecido, llorando y sonriendo,
sube aureolado, llorando y bendiciendo;
que los triunfos de Dios están ungidos
con ungüentos humildes, compasivos.

Dios asciende, pero no se aleja,
siempre que asciende, baja y penetra
en nuestra mayor intimidad,
si le abrimos, él siempre nos respeta.

Jesús subió, pero no a las estrellas del cielo,
se fue derecho al corazón del Padre, que es Amor,
al corazón de la vida, al corazón del mundo,
al corazón del que lucha por su liberación.

Por eso, desde el anhelo y la necesidad, decimos: Ven.
Desde nuestros destierros y luchas, decimos: Ven.
Desde nuestros vacíos y soledades, decimos: Ven.
Desde nuestros gozos y encuentros, decimos: Ven,
Siempre te suplicamos: Señor, ven.

Cáritas Española

No hay comentarios:

Publicar un comentario