¿Cómo que descansar?
¿Es que ya los hombres
son felices y libres?
Aún conservo fresco el recuerdo
de mi reino encantado.
Por eso, cuando sonrío,
veis en mis ojos absortos
un cachito de cielo.
Vosotros, los desesperados,
dejadme andar, dejadme correr.
Dejadme perseguir los días
y las noches que nos esperan.
Dejadme vivir, dejadme cantar
la alegría, privilegio de los niños,
de los crédulos, de los pacíficos,
que nada temen: ni andar, ni correr,
ni caer, ni volver a empezar.
Dejadme vencer la inercia y la muerte.
Dejadme sembrar el amor y la alegría.
Dejadme reír, dejadme cantar.
Dejadme andar y correr.
Dejadme vivir y amar.
Jean Pliya
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